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Tuesday, January 12, 2010

Argentina y Venezuela: dos modelos que se agotan

Recuerdo cómo frente al advenimiento de la última crisis en las economías principales del mundo, los gobernantes de países como Argentina o Venezuela se jactaban de sus modelos y con placer disertaban, en conjunto con toda clase de organizaciones sociales, sobre lo que llamaron "el desmoronamiento del capitalismo", y que era la hora de cambiar el modelo hacia el que ellos proponían. Ver, p.ej. Austrian Diary (2008 - XVIII), en la sección del 6 de octubre, Cómo golpeará la crisis al estatismo, o bien Capitalismo y Crisis (29 set 2008).

Cada vez que hay crisis aparecen voces una y otra vez anunciando la caída. Pero en esos viejos artículos vaticinábamos que la economía mundial se recuperaría, y al contrario, los países del modelo "alternativo", los de economías fuertemente planificadas e intervencionistas serían los que lo pasarían peor. Hoy Argentina y Venezuela son el fiel reflejo de este fenómeno.

Con un mundo que consume menos, las rentas petroleras de Venezuela se redujeron drásticamente. Con una economía terriblemente intervenida, sin seguridad jurídica y de derechos de propiedad, con una ausencia total de independencia del banco central, con la facilidad con que el gobierno expropia empresas y controla precios, con fuertes controles sobre todos los ámbitos de la sociedad y el mercado, el modelo venezolano no es capaz de contener la fenomenal pérdida de capitales, la emigración de los individuos técnicamente más capacitados y la escasez exponencialmente creciente de bienes y servicios. Sin incentivos para mejorar, y al contrario, incentivos para hacer peor las cosas (por qué esforzarme si el estado cada vez me impone más cargas tributarias y exigencias a mi propio costo), Venezuela produce cada vez menos, tiene que importar cada vez más productos básicos, pero cada vez hay menos disponibilidad de divisas para hacerlo. El modelo no es sostenible. Se sostuvo temporalmente con las enormes rentas petroleras. Pero estos modelos son cada vez más costosos, y a la larga ni las rentas de todo el petróleo del mundo podrían sostenerlos.

En octubre y noviembre el estado venezolano emitió deuda por varios miles de millones de dólares, con incentivos muy atractivos para convencer a los compradores (altas tasas de interés y relaciones de cambio dólar/bolívar favorables), asumiendo así la necesidad de contar con fondos a cambio de intereses, práctica que va contra los principios del socialismo.

Desde el 2005 en Venezuela regía un precio oficial del dólar de 2.15 bolívares por cada uno. Sin embargo, en el mercado negro el dólar mantiene un valor entre 2 y 3 veces mayor. Este valor de mercado es el que realmente refleja la relación de oferta y demanda. El precio oficial sólo se logra a costa de escasez del dólar en el circuito legal, cuya compra, venta y circulación además está hipercontrolada por medio de la institución estatal denominada CADIVI (Comisión de Administación de Divisas), estableciendo quién y hasta qué monto se pueden adquirir dólares. Cada poco tiempo las restricciones se fueron haciendo cada vez mayores. Debido a la creciente escasez de divisas, a partir de cierto momento hasta la propia PDVSA comenzó a vender sus dólares obtenidos en las ventas de petróleo, en el mercado negro para que le rindiera más la conversión a bolívares.

Desde hace tiempo se venía dando una especie de batalla ideológica contra el dólar paralelo (el de venta en el mercado negro). Devaluar el bolívar frente al dólar oficial era demostrar el fracaso del socialismo del siglo XXI frente a las fuerzas del mercado. Y se intentó por el contrario toda clase de medios para lograr que el dólar paralelo se desmoronara frente al bolívar y así castigar a los malvados especuladores, que se quemarían las manos con dólares baratos adquiridos a precios caros. La intervención de PDVSA en el mercado paralelo, el endeudamiento para incrementar la oferta de dólares en el mercado, fueron parte de esa batalla. Pero como era de esperarse, y cualquiera que sepa algo de economía lo entiende, tal devaluación del dólar nunca sucedió. De vez en cuando algún pequeño sacudón hacia abajo, para luego recuperarse. En efecto, la relación de oferta y demanda, por ejemplo en caso del endeudamiento, sólo se cambió temporalmente. Los dólares que entran por un lado, se van por la canilla abierta de las crecientes necesidades de importación, de la fuga de capitales, o de la especulación cambiaria1. Y en caso de la intervención de PDVSA en el mercado paralelo, tal relación ni siquiera se modificó.

Por el contrario, se acaba de oficializar la devaluación del bolívar. De un régimen simple (que en los hechos era dual por el mercado paralelo) de 2.15 bolívares por dólar se pasó a un sistema de cambio dual (que en los hechos es triple por la misma razón), en el cual en los circuitos legales el precio del dólar es de 2.60 bolívares para la compra de productos importados de primera necesidad, y de 4.30 bolívares para la compra de productos de necesidad secundaria. Es bueno saber que el precio en el mercado paralelo es de 6.50 en este momento (estaba a 6.25 el viernes antes del conocimiento oficial de la medida). En la práctica esta devaluación implicará por supuesto la suba de precios, si bien también una tibia mejora en el problema de la escasez de productos básicos y una leve reducción de la fuga de divisas dado que el diferencial cambiario será menor. Es una mínima mejora temporal, pero no resuelve el problema de una economía que casi ya no produce nada excepto petróleo, que ni siquiera ya es eficiente para producir combustibles porque sus plantas de refinación no disponen del mantenimiento adecuado, que ya sufre de escasez de distribución de agua potable a pesar de la abundancia natural de la que disponen, y de escasez de energía con medidas de ahorro de consumo y cortes diarios. Mientras se mantenga el diferencial cambiario y el resto de las restricciones sobre la circulación de divisa, la fuga y escasez de dólares continuará en aumento. Simplemente porque el precio del dólar en el mercado paralelo no hace más que reflejar la verdadera relación entre oferta y demanda. El régimen chavista se verá forzado a devaluar nuevamente el bolívar en el corto plazo. Y ahora que venció el prúrito ideológico de hacerlo, tal vez será más fácil la próxima vez. Y hay que ver qué otros pasos estará dispuesto a dar en el futuro si se quiere mantener en el poder. El problema es que estará ante un enorme dilema: mantener el poder implicará, contradictoriamente, dar un giro de 180 grados al modelo socialista del siglo XXI, es decir, restringir su propio poder.

Argentina es otro caso emblemático. Sin tanto ingresos de divisas como su socio venezolano, la capacidad de sostener modelos insostenibles es más restringido. Históricamente Argentina ha recibido grandes sumas de los impuestos a las exportaciones de productos agrícolas, práctica que se ha acentuado en los últimos años hasta niveles que, muy al contrario, y junto con las retenciones y los controles de precios lo único que provocaron fue una caída de la actividad productiva, con emigración de inversores y productores, entre ellos a Uruguay, que se vio muy favorecido por este fenómeno, sobre todo a nivel agroindustrial e inmobiliario. Se ha llegado al punto que Argentina ya no es capaz de cubrir la cuota Hilton de exportación de carnes a EEUU y ahora esta cuota la cubre Uruguay, que además sustituyó al primero en calidad de sus carnes.

A medida que el gobierno avanza sobre las instituciones, el modelo es cada vez más débil, cada vez más atado a las rencillas entre grupos de poder por su cuota de beneficios, llámense oligarquías, piqueteros, sindicatos, o lo que sea. El modelo argentino es esencialmente eso: obtener la mayor cantidad de privilegios posibles a costa del resto. Es decir, la expresión más pura de la ideología del estado. Y lo peor es que la cultura política dominante cree que está bien, que la vida política de un país es eso y que la sociedad avanza mediante la conquista de beneficios que deben ser cargados a otros, que se avanza llorando, pidiendo, por medio de la presión y el uso de la fuerza, avasallando al otro, donde se ha confundido el concepto de derechos humanos con el derecho de gozar de ciertos privilegios sin dar nada a cambio, es decir, no con el esfuerzo propio, sino con el esfuerzo ajeno2.

Argentina está en default desde el 2001. No tiene acceso a los créditos de organismos internacionales. Sólamente su socio, Venezuela, y algunos arriesgados inversores, han financiado la deuda y el excesivo gasto estatal con la compra de sus bonos soberanos. Y a intereses nada desdeñables3. Los intereses ofrecidos en los bonos comprados por Venezuela, por ejemplo, alcanzaron niveles del 13%, muy superiores al 5% que Argentina pagaba al diabólico y usurero FMI.

El gobierno argentino durante todos estos años ha tratado de hacerse de la mayor cantidad de fondos posibles, de todas formas posibles. Con los enormes impuestos al campo, con la apropiación de los fondos de las AFJP, y ahora, aunque finalmente las otras instituciones han reaccionado, con la búsqueda de la apropiación nada menos que de las reservas del banco central.

Todas estas medidas se podrán justificar con toda clase de discursos lindos sobre los mismos malos y los mismos buenos y necesitados de siempre. Sobre los que tienen y los que no tienen. Sobre los usureros que cobran y sobre los débiles que pagan intereses. Sin embargo, la inseguridad sobre los derechos de propiedad es lo que genera pobreza, y no la existencia de ricos. De las consecuencias de los impuestos al campo ya hablamos. En cuanto a los fondos jubilatorios, vilipendiados por el estado, habrá que ver cómo hará el sistema jubilatorio para sostenerse. Su crisis debido a la falta de fondos será la excusa para la estatización. Sea así o no, las jubilaciones tendrán que pagarse con descuentos, o con más deuda e impuestos a toda la sociedad. Con la apropiación de estos fondos el gobierno sólo logró ganar algo de tiempo para sostenerse, a costa del futuro de toda la sociedad y sobre todo de sus trabajadores.

El reciente caso del intento de apropiación de reservas del banco central parece mostrar un fenómeno nuevo y positivo: la reacción de un banco central no dispuesto a abandonar su independencia, y la acción del poder judicial en su amparo, que también debe ser capaz de mostrarse fuerte e independiente y no ceder a las presiones del poder central. Incluso hasta un magistrado del estado de New York ha declarado la retención de fondos del BCA en la Reserva Federal. Se ha desatado una crisis institucional enorme en Argentina, si bien no es más que la consecuencia de lo que venía sucediendo desde hace tiempo. Y vendrán tiempos muy difíciles para este país, puesto que hace tiempo que los gastos y las pérdidas del estado por su fatal ineficiencia y por toda clase de subsidios, clientelismo político, propaganda y corrupción superan largamente los ingresos. Una apropación de las reservas del Banco Central podría mantener alejado un tiempo más el colapso, pero el costo sería una mayor catástrofe más adelante. El hecho de que el gobierno constantemente vaya por más sólo demuestra que no tiene recursos para financiarse ni pagar sus deudas, que este modelo no es sostenible y, al igual que el venezolano, también está agotado. Y que de un momento a otro, tiene que colapsar.

La independencia del Banco Central es fundamental para el buen funcionamiento de un estado. Un gobierno con capacidad de hechar mano de sus reservas sólo puede provocar un enorme desastre. No es más que el cobro disimulado de impuestos que se terminan pagando con hiperinflación y desaparición de reservas, depósitos y ahorros del sistema financiero y su desmoronamiento, como ya ha sucedido antes, y como consecuencia, además, la fuga masiva de capitales. Es lisa y llanamente expropiar los ahorros y el capital de la sociedad y consumirlos. Nada es gratis. En Uruguay por suerte esto se tiene claro, la independencia de poderes está más instituída (si bien le falta mucho por mejorar), y frente a la propuesta similar de Mujica se le dijo NO desde las propias autoridades del banco central, y el asunto no se discutió más. En Argentina, en cambio, el principio de medir quién es más fuerte parece ser lo que guía a las acciones del gobierno. Y recurrirá a toda clase de medidas y discursos para lograr su cometido. El futuro de Argentina depende del resultado de esta batalla y de muchas otras más por venir.

Lo que veo esperanzador es que por lo menos ahora estas batallas se dan. Antes en cambio parecía que se tenía un gobierno que arrasaba con todo y nadie ofrecía seria oposición. La crisis en marcha no podrá revertirse. Pero al menos si se logra oponerle frenos al gobierno, sea quien sea que esté en el poder, mediante el fortalecimiento de los contrapesos institucionales, se podrán evitar que en el futuro estos escenarios se repitan una y otra vez.

Notas

[1] Prácticas con las cuales se compran dólares baratos en el circuito oficial y se venden caro en el mercado paralelo o en el exterior, o directamente se saca el dinero del país de forma definitiva.
[2] Por supuesto que aquí en Uruguay, lamentablemente, existen amplios sectores que piensan lo mismo, si bien su preponderancia en la vida política ha sido bastante limitada, incluso, afortunadamente, durante el primer gobierno de izquierda, fiel en sus discursos a estos principios. Hay que ver qué pasará en el nuevo gobierno, pero al menos en este sentido el propio discurso de la izquierda, fuera de la campaña electoral, parece estar dando un vuelco.
[3] El nivel de intereses refleja la relación entre oferta y demanda de bonos. Cuanto más dificil se hace conseguir compradores, más atractiva para el inversor debe ser la oferta, es decir, más costosa para el emisor.


Otro post sobre el tema: ESPECTACULAR COLAPSO ECONÓMICO DEL DESPOTISMO

3 comments:

  1. Uno de los mayores problemas es que las malas políticas son lentas en demostrar su ineficiencia, y por eso la sociedad, en su "confusa" visión de las cosas (adornada por los políticos que manipulan la "manija cultural"), cuando al parecer están a punto de descubrir el "oscuro titiritero", se deslumbran con nuevos relatos de viejos cuentos, y volvimos a cero nuevamente.

    La sociedad argentina es un ejemplo nefasto de errores trás errores, robos trás robos, facistas tras facistas.

    Muy bueno el artículo.

    Saludos,

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  2. Llego el 2010
    Mientras jugamos a ver quien la tiene mas grande...

    Por : Jaker2 ( el despotismo ilustrado)
    A veces se me confunde con pesimista y yo solo redacto desde el realismo
    porque considero que es lo único que nos mantiene vivos , saber muy bien
    donde esta la realidad .
    Siempre ” fuimos los mejores”
    Quizás porque sábados y domingos no emborrachamos
    de ilusiones .
    Llegara el lunes y como siempre doña realidad del primer trompazo nos bajara dos dientes..
    40 años de ilusiones , de mentiras , de robos y fraudes , votos tirados , votos equivocados , votos comprados . da igual , tiempo perdido .
    Y nosotros aquí oliendo nuestras propias flatulencias .
    Creeremos religiosamente que ” los de afuera” son los únicos culpables de nuestros repetitivos fracasos .
    El éxito nos espera….
    SOLO QUE TARDA DEMASIADO NO…?
    Saludos jaker2
    Mis editoriales..? a..si se las piden a Google solo coloque “ jaker2 “ en su buscador gracias .

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  3. Muy bueno Lobo!!! Mi impresión es que la independencia judicial & la independencia del banco central son dos caras de una misma moneda: la estabilidad de la propiedad.

    Voy a poner un link en Twitter.

    Saludos,

    Agustin

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