Nota: este artículo está en revisión en base al debate sobre el tema mantenido en este artículo en mutualismo.org
Se ha discutido mucho sobre el problema del cálculo económico. Con demasiadas vueltas innecesarias. Si bien el problema quedó definitivamente zanjado con la exposición de Mises en Human Action, hace ya más de 60 años, he visto que muchos cuestionan esta tesis sin haberla estudiado, sin apuntar al centro de la cuestión, la mayor parte de las veces siquiera leído, o apenas leído una crítica que no expone correctamente la tesis. Tal vez la crítica más de moda consiste en la comparación que se hace de las grandes multinacionales con los estados socialistas. Existen curiosamente dos vertientes ideológicas contrapuestas en este sentido, si bien ambas rechazan el capitalismo, y dada la motivación ideológica en cada caso, sacan dos conclusiones opuestas (lo que empieza a mostrar que algo no anda bien en las críticas).
En wikipedia encontramos la siguiente exposición de este problema: Debate sobre el cálculo económico en el socialismo, si bien aclara muy poco desde el punto de vista teórico ya que apunta a la historia del debate, es también algo impreciso. Pero la última sección nos va a servir como puntapié inicial del tratamiento teórico que haremos en este artículo. Allí se lee:
En la actualidad el debate ha revivido debido, por un lado, al auge de las empresas multinacionales. La expansión y éxito de esas empresas levanta inevitablemente la cuestión de como explicamos ese éxito y dominación del mercado en el caso de que los argumentos de von Mises y von Hayek sean correctos: "¿cómo es que la empresa multinacional no adolece de los mismos defectos? Después de todo, ¿no es el sistema del Estado Socialista simplemente una empresa grande? ¿Y no es el caso que esas grandes empresas son islas de socialismo en el mar del mercado? Si es así, ¿cómo procede el cálculo dentro de esas empresas?
Por el momento vamos a adelantar tan sólo la respuesta a dos de esas preguntas. ¿no es el sistema del Estado Socialista simplemente una empresa grande? La respuesta es no, no lo es. ¿Y no es el caso que esas grandes empresas son islas de socialismo en el mar del mercado? No, no lo son, en absoluto.
Precisamente la presunción de que ambas respuestas son afirmativas denota que por una u otra razón no se comprendió el meollo del asunto. Con lo cual si la discusión está de moda no es porque se haya descubierto un agujero que no haya sido contemplado en la teoría austríaca, sino porque no ha sido tratado con el rigor necesario. Y es lo que lleva a los socialistas a entender que si las grandes multinacionales son posibles y exitosas, como demuestra la experiencia (y en contra de lo que supuestamente dice la teoría austríaca del cálculo económico), entonces los estados socialistas también lo deben ser. Por el contrario, la otra corriente ideológica que utiliza esta comparación, el mutualismo, uno de cuyos principales teóricos es Kevin Carson, es defensora del libre mercado y acepta gran parte de la teoría austríaca, y en particular la teoría del cálculo económico. Pero sin embargo, está ideológicamente en contra de la existencia de las grandes empresas. Y afirma que, si existen y se sostienen, no es debido al libre mercado sino a la intervención del estado, que de alguna manera los protege de la competencia de las empresas más pequeñas, que en condiciones de libre mercado son mucho más eficientes que las grandes. Para el mutualismo entonces, en lugar de sostener que tanto en las grandes empresas como en un estado socialista el cálculo económico es posible, al contrario, sostienen que en ninguno de los dos casos es posible. Pero tanto una corriente como la otra se basan en la presunción que empresa grande y estado son esencialmente lo mismo, y que por tanto, el problema del cálculo económico debe afectar a ambos casos por igual.
La posibilidad del cálculo económico está totalmente ligada con la libre oferta y demanda de bienes, capitales y mano de obra. Es un resultado lógico, inseparable, de esta condición. Y al contrario, es una contradicción lógica hablar de cálculo económico cuando no existe tal condición.
Los argumentos sobre la imposibilidad del cálculo económico en una empresa consideran que el problema en cierta forma tiene que ver con un tema de tamaño: cuanto más grande es una empresa, más parecido a un estado, puesto que las relaciones dentro de una empresa grande no son de oferta y demanda. No hay libre competencia de los trabajadores dentro de una empresa. No hay múltiples trabajadores de la empresa compitiendo por ofrecer la mayor calidad posible de un insumo o producto intermedio, al costo más bajo posible. No hay múltiples trabajadores o departamentos dentro de la empresa comprando y vendiendo bienes entre sí. Sino que la propia empresa se provee a sí misma de buena parte de los productos y servicios intermedios para llegar a los productos y servicios finales. En pocas palabras, no existe un mercado dentro de la empresa. En cambio, las empresas pequeñas están más especializadas. Dependen mucho más de proveedores externos para todos los bienes y servicios que necesitan para alcanzar su producto final. Todos los productos intermedios son productos finales de otras empresas que tienen que competir en el mercado.
Por eso, de acuerdo a los socialistas, algo está mal en la teoría austríaca (aunque no saben qué), ya que si tanto una empresa grande como un estado socialista son esencialmente lo mismo, y las primeras funcionan bien, entonces un estado socialista debería poder funcionar bien. Y debería poder haber cálculo económico sin mercado.
Y por eso, de acuerdo a los mutualistas, que sí aceptan la teoría austríaca del cálculo económico, las grandes empresas en realidad tienden a ser tan ineficientes como los estados socialistas, porque son esencialmente lo mismo, las empresas pequeñas son mucho más eficientes, y si las grandes empresas existen es porque el estado de alguna manera las protege frente a la competencia de las pequeñas, haciéndolas rentables cuando en condiciones de libre mercado no lo serían.
Sin embargo el razonamiento anterior es falso. Porque el problema del cálculo económico no es un problema de la función de gestión, sino de la función empresarial. No se trata de cómo se maneje una empresa, sino de la función de los distintos actores involucrados (incluyendo los trabajadores) como empresarios, es decir, como agentes que buscan un beneficio económico descubriendo una discrepancia entre precios, entre lo que ofrecen y lo que demandan para lograr esa oferta.
Consideremos primero el caso extremo en el que no existe ninguna forma de coerción (libre mercado, propiamente dicho), centrándonos en la oferta y demanda de trabajadores. En estas condiciones los trabajadores pueden ser libremente despedidos por la empresa o los trabajadores pueden libremente abandonar la empresa (a excepción de los cumplimientos de contratos, lo cual es válido también para empresas pequeñas, o para relaciones entre una empresa proveedora y otra cliente). La empresa además puede contratar libremente nuevos trabajadores.
El problema tiene cuatro puntas equivalentes. El trabajador ofrece su esfuerzo y sus capacidad, y demanda capital. La empresa a su vez demanda lo que el trabajador ofrece y ofrece lo que el trabajador demanda. Estas condiciones multiplicadas por la diversidad de trabajadores y empresas en un mercado donde las empresas compiten entre sí en demanda de trabajadores y los trabajadores compiten entre sí en demanda de capital forma los distintos precios.
La empresa, o los directivos de la empresa, obtienen beneficios económicos al descubrir una discrepancia entre los costos de contratar a los diversos empleados con las diversas capacidades (más los costos en insumos, crédito, etc), y los beneficios del producto final. Los trabajadores a su vez descubren una discrepancia entre los costos (estudios, tiempo, esfuerzo, etc) y las ganancias (salario) de un empleo particular y de ahí obtienen el beneficio.
Y todas esas acciones están enmarcadas en una multiplicidad de opciones en un mercado con muchos trabajadores y muchas empresas ¿Acaso los trabajadores no están compitiendo con el resto del mercado laboral? ¿Y la empresa no está compitiendo por los trabajadores? ¿Qué impide que la empresa despida a trabajadores que no cumplen con su demanda y sustituirlos por otros nuevos? ¿qué diferencia hay entre esto y que una pequeña empresa deje de comprarle a un proveedor para pasar a comprarle a otro de la competencia? ¿Acaso los diversos departamentos de una empresa no están compitiendo con empresas que podrían ofrecer los mismos o mejores servicios o productos intermedios a un costo inferior al que la empresa actualmente dirige a tales departamentos? ¿Qué impide que la empresa considere más económico cerrar un departamento determinado y sustituirlo por un proveedor externo? O a la inversa ¿qué impide que una empresa considere que pueda reunir un equipo de expertos (tal vez ganados a otras empresas, ofreciéndoles más), para dejar de depender de un proveedor externo particular y en cambio que la empresa se provea a sí mismo, mediante una mejor organización y distribución de los recursos que la de los proveedores, considerando que el beneficio neto va a ser mayor de esta manera? Desde cierto punto de vista podemos hablar de proveerse a sí mismo pero ¿no hay acaso una relación de proveedor/cliente entre el trabajador o los diversos departamentos, y los directivos de la empresa? Que el describirlo como "proveerse a sí mismo" no confunda. Porque no quita el hecho de que una empresa que se provee a sí mismo de algo, en realidad está siendo provisto por un departamento o un grupo de trabajadores hacia los cuales tiene que dirigir recursos, lo cual no se diferencia en lo más mínimo de pagarle a otra empresa. Y más importante aún: ese departamento y sus trabajadores está compitiendo con otras empresas y otros trabajadores del resto del mercado.
¿Con qué argumento entonces un departamento de una empresa es necesariamente más ineficiente que un proveedor externo para determinar las ganancias o pérdidas de una empresa? Es cierto que en el caso del departamento interno la propia empresa es la propietaria de los insumos, bienes y capital necesarios para su funcionamiento. Pero esto no cambia nada. Es más, esos insumos, bienes, y posiblemente el capital, lo consigue en el mercado con el mismo propósito de obtener beneficios: sus costos sumados con el de sus empleados, sumadas a las expectativas de beneficios, no debe ser superior a los retornos económicos por la actividad.
Da lo mismo si el capital pertenece o no al grupo de trabajadores del departamento. En una empresa pequeña el capital tampoco pertenece a los trabajadores. Y el incentivo individual sigue existiendo, puesto que si bien es cierto que no encuentra incentivo en el aumento del capital de la empresa para la cual trabajar, sí lo encuentra en el aumento de su capital como receptor de un salario, que no es más que un pago por un servicio prestado como cualquier otra empresa individual. Y como competidor con otros trabajadores de la misma empresa o de afuera, tanto en el sentido de seguir trabajando en su puesto, --que no se diferencia de la necesidad de mantener a los clientes en caso de un trabajador independiente-- o conseguir un trabajo mejor, en la misma o en otra empresa --lo cual no se diferencia de la necesidad de conseguir mejores clientes en el caso de un trabajador independiente--. Los incentivos de un trabajo de calidad y al menor costo posible para la empresa, pero con el mayor beneficio posible para el trabajador (oferta y demanda), siguen estando, sea el trabajador independiente o no, sea que trabaje para una empresa pequeña o grande.
Existe, por lo tanto, a diferencia del socialismo, libre competencia y libre oferta y demanda en una empresa, por más grande que sea, si ya está dentro de un mercado donde hay libre oferta y demanda. Y por tanto, también existe cálculo económico. El error está en considerar al problema del cálculo económico como un problema de gestión, en lugar de un problema de la función empresarial. Y en sí el problema parte de considerar a una gran empresa como una isla, y es precisamente lo que leemos en el primer párrafo citado del artículo de Wikipedia, cuando en la realidad una gran empresa es una unidad, pero absolutamente inmersa en el mercado y permeable a él, donde las relaciones de oferta y demanda del mercado no le son externas, afectan los precios de los costos y las diversas actividades de la empresa. Los límites de la empresa no son límites impermeables al mercado. Toda la estructura interna de la empresa está sometida a los procesos de mercado aunque no exista una competencia de mercado entre sus diferentes departamentos y empleados.
Los casos reales no son libres al extremo descrito, ya que hay regulaciones laborales que imponen ciertos costos al despido de trabajadores, pero no elimina el proceso descrito. Y en todo caso, al contrario de lo que afirman los mutualistas, dichas regulaciones no protegen a las grandes empresas haciendolas rentables cuando en condiciones de libre mercado no lo serían, sino al contrario, incrementan los costos de las reformas internas, desincentivándolas.
Comparemos todo esto con un estado socialista. Comencemos por uno totalmente aislado. Éste no compite por empleados, ni por recursos, ni capital. Representan una demanda monopólica. Y los empleados no tienen otra opción que trabajar para el estado, no pueden tomar la decisión de aceptar una oferta que les interese más. No existe un mercado laboral ni un mercado para el capital y los recursos materiales que un estado socialista necesita. No existe un mercado para los servicios que dicho estado provee. El principio dominante es la coerción, no la libre oferta y demanda.
En los casos reales, los estados socialistas compiten con otros estados y empresas fuera de su gobierno, por una porción de los recursos que necesitan. Pero sólo por una porción, lo que determina que existan hasta cierto punto un mínimo grado de cálculo económico. Pero lo mismo no sucede con los trabajadores, que no pueden escapar de un régimen socialista. Ni tampoco compiten en cuanto al servicio que proveen, ya que son esos mismos trabajadores los que están obligados mediante el principio de coerción a ser sus "clientes".
La diferencia cualitativa entre empresa, sin importar su tamaño, y estado socialista, es más que clara, y es abismal. La empresa no es un monopolio de demanda y oferta, como sí lo es el estado socialista. La empresa es gobernada por el principio del libre mercado. En el estado socialista gobierna el principio de la coerción.
Los diferentes modelos de gestión de una empresa tan sólo juegan el papel de reducir o incrementar los beneficios de las distintas empresas, de acuerdo al caso. Pero esos beneficios son medibles en el sistema de precios de mercado, porque la existencia del cálculo económico no depende del modelo de gestión, sino que existe desde el momento en que la empresa está sumergido en un mercado donde existe libre oferta y demanda.
Comparto a medias el artículo. Considero valido parte del discurso mutualista en el sentido que la gran mayoría de esas grandes empresas si existen gracias al beneficio Estatal, siendo muy pocas las que permanecerían en un mercado libre. Ejemplo en Argentina, tal vez Arcor seguiría existiendo, pero no Clarín y Sancor.
ReplyDeletePero esto es en su mayoría por el beneficio corporativista, no por el asunto del calculo económico.
Aun así, en cuanto al tema del calculo económico un departamento interno no es idéntico a una empresa independiente, el departamento sigue siendo mucho mas rígido frente a la multitud de opciones de empresas chicas posibles compitiendo.
Entonces en mi opinión ambos tienen algo de razón, en libre mercado no desaparecerían las grandes empresas, pero si serían muchas menos (corporativismo nulo + rigidez de estructura algo superior al libre mercado).
A mí me parece que no demostró lo que dice que demostró.... estoy de acuerdo con Franco..
ReplyDelete1) El autor dice que demostró que es las grandes empresas hay libre mercado interno, pero en realidad sólo demostró que PUEDE haberlo ... la diferencia en este caso con los mutualistas es que las grandes empresas podrían ser viables en condiciones de libre mercado si eligen establecer internamente el mismo modo.-
2) EL autor dice que las regulaciones laborales desde el estado no favorecen a las grandes empresas , y ésto a mi modo de ver es completamente falso, de toda falsedad : las regulaciones imponen una barrera de ingreso a la demanda laboral a las empresas pequeñas, aumentando la oferta de trabajadores y bajando los salarios para las grandes que pueden afrontar costos financieros altos , despidos con indemnizaciones altas, aguinaldos , etc...
Me parece que no hay conflicto con los mutualistas, porque si ellos están equivocados desaparecerían todas las grandes , y si están equivocados subsistirían algunas como dice Franco ( y creo yo tambien), aquellas en las que su tamaño se justifica en las necesidades del negocio en cuestión, las que implementan mercadolibre interno y por lo tanto no necesitan la teta de un estado contranatural.-
No hay conflicto porque en nada cambia la acción a tomar, ( procurar el libre mercado ) ...
Saludos
WJJ, Franco,
ReplyDeleteeste artículo no buscó jamás demostrar que todas las empresas grandes en existencia lo hacen gracias al libre mercado. Lo que hice fue refutar la absurda tesis mutualista de que las grandes empresas no existirían sin el estado.
Tampoco nadie puede demostrar que todas las empresas pequeñas y cooperativas sobreviven gracias al libre mercado. De hecho muchas lo hacen gracias a los subsidios del estado.
¿que sin estado muchas empresas grandes no existirían? Cierto, ¿y? Tampoco muchas empresas pequeñas existirían sin las subvenciones del estado. Y en cambio, sin estado muchas otras empresas grandes y pequeñas sí existirían que ahora no pueden existir.
Que en la realidad hayan empresas grandes que existen gracias al estado, no significa que no puedan haber empresas grandes sin el estado, que es lo que el mutualismo afirma. Den todos los ejemplos que quieran, no demuestra la tesis del mutualismo ni refuta lo que estoy diciendo.
Lo que estoy haciendo es refutar la "teoría" mutualista. Lo que estoy diciendo, y lo dije claramente, es que SIN estado HAY tanto libre mercado dentro de las empresas grandes como de las pequeñas, y no hay absolutamente ninguna razón ni argumento para decir lo contrario, como hace el mutualismo.
Lo que hago es demostrar que no hay absolutamente ninguna diferencia fundamental entre empresa grande y pequeña como para decir que las empresas grandes no puedan existir bajo libre mercado. Pueden coexistir ambos tipos de empresas.
Lo que estoy diciendo es que no tiene ningún sostén la teoría mutualista de que bajo libre mercado las empresas grandes no existirían o lo harían muy marginalmente. Dicha teoría se basa en la falsa asunción de que dentro de una empresa no hay libre mercado porque dentro de una empresa no hay libre competencia. Lo cual es totalmente FALSO. ESO es lo que demostré. Todos los departamentos, secciones y empleados de una empresa están compitiendo con el resto del mercado.
Eso es lo único que demostré y busqué demostrar, y es suficiente para refutar la tesis mutualista.
Es más, WJJ, veo que no entendiste el artículo:
ReplyDelete"la diferencia en este caso con los mutualistas es que las grandes empresas podrían ser viables en condiciones de libre mercado si eligen establecer internamente el mismo modo.-"
Yo no dije que pueden haber empresas grandes si establecen una gestión de libre competencia interna. Lo que estoy diciendo es si una empresa está dentro de un marco de libre mercado, es decir, que no existan regulaciones estatales que la protejan de la competencia, dentro de ella YA HAY libre mercado. No necesitan establecer un sistema de libre competencia interna para que el funcionamiento interno de una empresa esté gobernado por el libre mercado.
«este artículo no buscó jamás demostrar que todas las empresas grandes en existencia lo hacen gracias al libre mercado. Lo que hice fue refutar la absurda tesis mutualista de que las grandes empresas no existirían sin el estado.»
ReplyDeletePara ser más general, lo que hice fue demostrar que sí existe cálculo económico dentro de una empresa, por más grande que sea, en contra de lo que dicen tanto socialistas como mutualistas. Y uno de los corolarios de esto es que la tesis mutualista de que las grandes empresas no podrían existir sin estado es falsa.
Lobogris, entiendo el punto, gracias por la aclaración.- Estás diciendo que las condiciones de libre mercado generales 'empaparían', o se transferirían tambien al interior de las empresas .-
ReplyDeleteEn ese caso, seguramente las empresas se sostendrían en el tamaño más adecuado para su actividad, grandes, medianas o pequeñas de acuerdo a la mejor adaptación en cada caso , no habría además un borde definido entre el interior y el exterior de la empresa, más bien bordes difusos y dinámicos y filamentos que se entrelazan con el resto del conjunto .... la relación de 'pertenencia' entre los individuos y las empresas felizmente también se relajaría , se desvanecería , y el individuo ganaría en protagonismo.... Quizás las empresas como colectivos no desaparecerían, pero amenguaría su 'entidad' o nitidez en relación a los individuos.-
Sin embargo sigo sin ver incompatibilidad práctica (en este punto al menos) con los mutualistas, más allá de alguna leve divergencia en la forma y no en el fondo del resultado, más aún aceptando tu inteligente hipótesis de que las 'fronteras' de las empresas son permeables a la libertad del mercado.-
Saludos
WJJ,
ReplyDeletetampoco pretendí demostrar en este artículo una incompatibilidad práctica.
Sin embargo, los mutualistas caen a menudo en el vicio de ser anti empresas grandes, y eso los lleva a formular ciertas otras tesis o propuestas que lejos de ser pro libre mercado, al contrario, pretenden limitarlo (ya que, por principio, una empresa grande es algo que está en contra del libre mercado, y por tanto combatir a las empresas grandes es hacer más libre el mercado). No por nada ellos denominan mutualismo a una economía de mercado sin capitalismo, pues denominan capitalismo a aquel modelo donde existen las grandes empresas (ya que, sin estado, no existirían, y por tanto, tampoco existiría el capitalismo).
Es más, muchos mutualistas son en realidad socialistas y anarcocomunistas convertidos que terminaron aceptando el cuerpo de la teoría austríaca, pero negando la alternativa de la existencia de las empresas grandes, ya que no les entra en la cabeza la posibilidad de decidir libremente trabajar dentro de una empresa en lugar de hacerlo dentro de una cooperativa o mediante el trabajo independiente, cuando desde el punto de vista praxeológico no hay absolutamente ninguna diferencia entre las diversas modalidades. Todo se reduce a relaciones de proveedor/cliente, de oferta y demanda, y la conveniencia en cada caso de optar por una u otra alternativa. La diferencia es puramente ideológica, y está sólamente en la ideología socialista (que nutre en este sentido a la ideología mutualista)
Algunas aclaraciones adicionales, WJJ, sobre tu último comentario.
ReplyDelete«no habría además un borde definido entre el interior y el exterior de la empresa»
En el sentido del libre mercado, sí, básicamente es lo que demuestro. Pero sólo en ese sentido, y por eso el cálculo sí es posible dentro de una empresa. Pero una empresa sigue siendo una empresa, una entidad jurídica, propietaria de todos los bienes de producción dentro de ella, y titular de los contratos con proveedores externos y con sus empleados, es decir, con límites jurídicos definidos.
«la relación de 'pertenencia' entre los individuos y las empresas felizmente también se relajaría , se desvanecería , y el individuo ganaría en protagonismo»
Eso ya es así en gran medida en las sociedades más capitalistas donde la movilidad laboral es muy grande (como en japón por dar un ejemplo). De hecho esa relación de "pertenencia" es, paradójicamente, producto de las regulaciones de corte socialista.
«Quizás las empresas como colectivos no desaparecerían, pero amenguaría su 'entidad' o nitidez en relación a los individuos.»
Las empresas son entidades jurídicas con las características que mencioné. No veo por qué amenguaría su "entidad" o nitidez en relación a nada. De hecho, en japón, donde el mercado laboral es de los más móviles del mundo, las empresas no pierden entidad o nitidez por eso.
Para quienes no lo hayan visto, he respondido aquí:
ReplyDeletehttp://www.mutualismo.org/2010/03/el-calculo-economico-en-la-empresa-multinacional-respuesta-a-lg/comment-page-1/#comment-26129
Gracias, victor. Iba a hacerlo yo, pero te adelantaste.
ReplyDeleteHola Lobo, estuve leyendo toda la discusion con Victor, la verdad que muy buena.
ReplyDeleteTengo una duda que me surgio al leer tus argumentaciones: como hacer para que una empresa en un contexto de libre mercado no comience a coercionar? o sea que se lo impide?
El libre mercado no es algo dado, es el producto de un orden jurídico determinado. Lo que impide que una empresa no comience a coercionar es ese orden jurídico-institucional. De hecho si una empresa empieza a coercionar no estamos hablando de libre mercado. El libre mercado implica una institucionalidad que no permite que tales cosas sucedan.
ReplyDeletePor otro lado, la propia existencia de libre competencia limita la posibilidad de ciertas clases de coerción sin necesidad de intervención explícita de las instituciones que garantizan el libre mercado.
No se a qué forma de coerció te referís vos.
Bueno pueden ser muchos tipos de coercion, pero por ponerte un ejemplo una coercion del tipo "pagame o te muelo a palos". O sea no me queda claro que impide que eso suceda. Cuales serian las instituciones que intervendrian? La duda que tengo es concretamente como se evitaria en la practica.
ReplyDeleteBueno, en ese caso está contestado en mi anterior comentario (primer párrafo)
ReplyDeleteEl libre mercado no existe sin instituciones que protejan las libertades individuales.
La verdad es que la respuesta no me aclara demasiado porque no se como seria ese “orden juridico-institucional”. O sea, si me hablaras de una republica no seria necesario que me aclararas lo que se entiende por “orden jurídico-institucional”. En cambio en el caso de un libre mercado en donde no existe un estado, estaras de acuerdo que un gran numero de personas (yo incluido) no tienen idea de como seria ese orden juridico institucional.
ReplyDeleteO sea volviendo al ejemplo lo que me interesa saber es quien concretamente estaria en posición de sancionar a una empresa que realiza coercion.
Saludos
nicolás, hay alguna confusión en tus conceptos.
ReplyDeleteel libre mercado no es un sistema político, es la libre oferta y demanda de bienes y servicios. Vos me preguntaste cómo hacer para que en un contexto de libre mercado una empresa no empiece a coercionar, no cómo hacer eso en un contexto de ausencia de estado. Son dos cosas conceptualmente diferentes.
Yo asumí que tu pregunta se refería al problema del cálculo económico, porque dijiste que es algo que no te quedó claro de mis argumentaciones. Más cuando tu pregunta fue acerca de la posibilidad de que una empresa use coerción, y no, por ejemplo, que un individuo cualquiera o un grupo de individuos también lo hagan.
Lo que me estás planteando ahora, es un tema mucho más general y tiene que ver con la teoría del anarquismo, no con el problema del cálculo económico.
En todo caso, no es nada que no te haya quedado claro de mis argumentaciones, porque mis argumentaciones se refieren al problema del cálculo económico y no a otra cosa. Yo no asumí en ningún momento la ausencia de estado. Ni la teoría austríaca del cálculo económico lo hace.
En cuanto a tu pregunta, es un tema largo de desarrollar. Probablemente cada respuesta que te dé te genere otras nuevas preguntas. Mi intención es seguir desarrollando el tema en el texto Anarquismo e Instituciones" (texto aún en pañales, que requiere dedicarle mucho tiempo y que cada tanto le agrego y arreglo cosas)
salu2