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Wednesday, March 12, 2014

Misiva al tirano

«¿Te quejas de mi violencia contra tu gobierno? Tu gobierno ES violencia, y tu violencia pisotea mi libertad. Y voy a dejar de luchar contra tu gobierno cuando tu gobierno deje de pisotear mi libertad. ¿Te quejas de que no quiero dialogar contigo? Mi libertad no es discutible ni negociable, y no es propiedad de ninguna mayoría. No admito diálogo alguno con quienes sólo aceptan mi sumisión. ¿Dices que no respeto tus ideas? No veo por qué deba yo respetar la idea de que yo soy propiedad de tu gobierno y debo someterme a él.

¿Me llamas fascista, golpista e intolerante por todo eso? Ninguno de los adjetivos de tu libreto va a conquistar mi libertad. Yo sólo reconozco una clase de fascista: el que justifica el uso de la violencia del estado para imponer sus ideas y ha deformado todas sus instituciones para legitimarlo. Sólo reconozco una clase de golpista: el que ha perpetrado un golpe contra mi libertad y la de mis semejantes. Sólo reconozco una forma de intolerancia absolutamente inmoral: aquella manifestada por quien no soporta modos de vida alternativos y cree que está moral o políticamente habilitado para justificar la imposición del suyo.

Sólo reconozco una institución legítima que está por encima de todo: mi libertad y la de mis semejantes. Ningún gobierno está por encima de eso. Y no me importa cómo hayas llegado a él. Deja de invocar al pueblo y a la democracia en tu defensa, porque ni mi vida ni mi libertad le pertenecen ni al pueblo ni a las mayorías. Me pertenecen sólo a mí. Y cualquier pueblo o mayoría que la reclame para sí, es tan mezquino e inmoral como tú. Deja de esconder tu mezquindad y tu inmoralidad diciendo que yo lucho por conservar mis privilegios. Porque ambos lo hacemos. Pero mientras a mi me impulsa la conquista del privilegio de ser libre, a tí te impulsa el privilegio de apropiarte de mi vida. Deja de esconder tu mezquindad y tu inmoralidad diciendo que yo lucho por mis intereses egoístas, porque ambos lo hacemos. Mientras mi interés es ser libre de tu tiranía, tu interés es tiranizarme.

Hagamos un experimento: tú de tu lado con tus súbditos, tu magnífico sistema y los recursos naturales más lucrativos. Yo de mi lado con mis iguales ante la libertad. ¿Que no te gusta? ¿A qué le temes? ¿Tu insuperable modelo nos necesita, a tus enemigos, para que tenga éxito? ¿No puedes darle nada a tus súbditos si nosotros no creamos ni pensamos ni trabajamos para tí? ¿No tendrás a nadie a quién obligarle a producir y vender al precio que tú estipulas? ¿Me estás diciendo que tu planificación de la sociedad es perfecta, pero sólo basta que aquellos a quien tú mismo llamas enemigos dejen de producir y vender para que tu plan se desmorone en la escasez, la inflación y la inseguridad? ¿Cuál es la inteligencia, el gran acierto, detrás de un plan que requiere, para ganarnos a quienes tú mismo llamas enemigos, que colaboremos voluntariamente con él? ¿Dónde está el sublime poder de tu gobierno de crear el paraíso, si es tan fácil de derrumbar con una simple huelga de aquellos a quienes tu mismo denominas enemigos, gusanos, burgueses, golpistas y fascistas?

La admisión de tu fracaso, está pues en tus propias premisas. En cómo necesitas convencernos de que actuemos por tus ideas, abandonemos todo interés egoísta en ser libres, y aceptemos sumisamente tu formidable plan para todos. En cómo necesitas controlar nuestros precios y obligarnos a producir y vender lo que tu requieres para entregarle a tus súbditos que viven contentos con tu limosna, porque tú eres completamente incapaz de producir nada. En cómo tu plan se derrumba con nuestra negativa y nuestra huelga. En cómo necesitas convencernos de que somos producto del colectivo y debemos por tanto someternos a sus supuestos designios (dictados por tí mismo, claro está). En cómo necesitas utilizar tu violencia contra nosotros, tus enemigos: para obligarnos a colaborar con tus planes si no lo hacemos de forma voluntaria.

Si nuestra individualidad y la libertad a la que aspiramos no son más que una ilusión, y en realidad actuamos colectivamente ¿por qué necesitas convencernos de ello? ¿por qué necesitas esforzarte en corregirnos para que actuemos y pensemos de acuerdo a tu plan colectivo? Desde el momento en que esperas que tomemos una decisión, la de someternos, admites nuestra individualidad y capacidad de dejarte sin tu poder con sólo tomar la decisión contraria, la que te horroriza. Tu mundo se desmorona sin nosotros. En cambio nuestro mundo no tiene, sin tu presencia, otro límite que el de nuestras propias limitaciones, sueños, ambiciones y creaciones.

Por eso tu proyecto está condenado al fracaso perpetuo, como ya lo han hecho los de tus predecesores por más balas que han repartido, sangre que han derramado y voces que han silenciado. Los nuestros, sólo dependen de nosotros, de nuestras convicciones, del respeto al del otro, y del éxito en defender nuestra libertad del despreciable empeño de los tiranos como tú.»

La máscara de tu amo ha caído. Corre, pues, miserable y cobarde súbdito, a refugiarte en él, llévale este mensaje y avísale que estamos aquí. Y que gane o pierda la batalla, la guerra jamás la podrá ganar, porque sus ideas conspiran contra sí mismas.

2 comments:

  1. de que desequilibrado oligofrenico es la cita

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  2. No fue alguien que aprecie vivir bajo la servidumbre, está claro. Por el contrario, sólo alguien que aprecie la libertad puede entender el texto.

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